Espiritualidad natural
Habitar con madurez y completud todo lo que somos requiere de entrega, práctica y un caer en la cuenta. Enraizarnos, centrarnos y habitar el silencio nos ayuda a diluir las limitaciones y bloqueos que hemos ido adquiriendo a lo largo la vida. Comenzamos entonces a encarnar el gesto y la forma de estar y ser en el mundo que nos corresponde. Abriéndonos a una espiritualidad natural que es inherente a todo ser humano:
- Reconocimiento de la propia libertad interior
- Apertura a la claridad mental
- Resurgimiento de la espontaneidad, intuición y alegría
- Contacto profundo con la belleza,
- Expresión del potencial interior
- Sensación de pertenencia y tranquilidad
- Contacto y respeto profundo por la naturaleza
- Sentimiento de agradecimiento y amor
- Sensación de plenitud y armonía.
Biografía
Nuria Martínez Brunet
Diplomada en Marketing y licenciada en BA (Hons) International Business Administration por la Northumbria Business School en Newcastle.
Trabajé durante 12 años en diversas multinacionales como asistente de equipos y responsable de ventas.
En el 2009 comienzo en un proceso de desarrollo personal y profesional clave que me lleva a adentrarme en el acompañamiento grupal y personal de gestión emocional, mental, existencial.
Entre ese año, 2009 y el 2017 me formo en Yoga Dinámico, Yoga Integral, Kriya Yoga, YonYoga, YogaNidra, Kineseologia...
Comenzando en el 2010 la práctica del Zen y la meditación con el psicólogo y maestro Zen Rafael Redondo.
Comienzo a impartir tanto en euskadi como cataluña sesiones y talleres de meditación y yogazen - terapia corporal - para diferentes públicos objetivos para la profundización en el silencio, la gestión emocional, la atención plena y la calma interior.
En el 2017 conozco a la Maestra Zen y psicóloga clínica Laia Monserrat, con ella realizo la formación de 4 años en Leibterapia Personal (psicoterapia corporal zen).
En el 2020 comienzo con el psicólogo y Maestro Zen David Brazier una formación en Psicología Budista.
En 2021 se me nombra enseñante Zen y mindfulness por la International Global Sangha, con lo que se me autoriza a impartir enseñanzas Zen de forma oficial.
En 2022 abro un centro de meditación y terapia corporal llamado Hara en Bermeo.
Hara
Hara quiere decir «vientre», pero en un sentido más profundo hace referencia a una actitud humana liberada del pequeño yo, que se halla anclada a la realidad terrestre, asentada en la roca que le permite alzarse hacia otro lugar, hacia lo Otro.
Establecida en el Hara la persona, segura, puede decir que se halla libre del miedo y descubrir en sí misma las fuerzas de la vida, que allí en el yunque del bajo vientre se transforman y renuevan.
La persona asentada en el Hara vive su cuerpo con la soltura de quien, libremente, se da permiso a sí mismo para abrirse, cerrarse, re-encontrarse.
Estar anclada ahí, en el Hara, no significa sin embargo, haber concluido el camino de transformación, sino sencillamente haberlo cimentado. Y ello porque el verdadero centro del ser humano es más sólido aún que el centro terrestre del bajo vientre, ya que éste tan sólo representa eso, la cimentación firme del roquedal del que emanará otro centro superior, donde se establece el logos de las fuerzas espirituales. En donde el ser humano encuentra su sentido, su fuerza y su gran amor.
En un aspecto simbólico, el centro verdadero es el corazón, fusión integradora del cielo y de la tierra.
La persona traspasando su pequeño ego, puede así elevarse como un todo, mas no como un simple eslabón entre cielo y tierra sino como, en palabras de Dürckheim, la unión de uno y otra en una conciencia iluminada.
Así que el corazón simboliza a la persona como hija del cielo (Ser) y de la tierra (vida).
La misión del ser humano en la tierra es convertir esos momentos numinosos en estables, siendo testigo firme de su doble origen.
(…)
Rafael Redondo Barba